Después de dos capítulos eminentemente cómicos, repletos de gags y mucho sentido del humor, todos esperábamos que el último episodio fuese un retorno al estilo original de la serie, ese estilo más policiaco y de deducción al que nos tenían acostumbrados no sólo Moffat y Gatiss, sino también el propio Doyle. Era hora de quitarse los trajes de la boda y enfrentarse a la dura realidad. Y así fue, este episodio no defraudó a nadie, pues tuvo el tono oscuro y serio que todos esperábamos (sin renunciar, por supuesto, a algún que otro toque humorístico) pero, sin embargo, no dejó de sorprender (aunque el hecho de que sorprenda es algo que ya no nos sorprende).
El capítulo comienza precisamente con Magnussen, de quien después de dos episodios en la sombra podemos empezar a conocer su verdadera personalidad. A pesar del cambio de apellido, esta no es otra que la que todos conocemos de su original literario, Charles August Milverton, trasladada a nuestros días. Charles August vuelve a ser ese miserable chantajista cuya fortuna se construye a base de extorsionar a personas que no tienen más remedio que ponerse a sus pies si no quieren que sus más ocultos secretos salga a la luz y destruyan sus vidas. Hasta el punto de que, como veremos al final, se puede permitir el lujo de darle un lametón en la cara a Lady Smallwood (su acusadora), orinar en pleno estudio de Sherlock Holmes o humillar al mismísimo Watson sin que este pueda hacer nada. Magnussen es ese extorsionista despreciable que también era Milverton pero ahora, en pleno siglo XXI, sus poderes van mucho allá de romper matrimonios y cosas más domésticas: Magnussen es capaz de hacer temblar no sólo a Inglaterra, sino a muchas naciones. Magnussen está siendo investigado debido a sus contínuas visitas a Downing Street y, en plena vista, podemos ver cómo usa sus gafas, al estilo de las famosas Google Glass, para reconocer a las personas y extraer todos sus datos de su base de datos, incluídos sus trapos sucios. Desgraciadamente para él, Lady Smallwood no parece estar localizable en dicha base de datos, pero una simple visita a sus archivos en papel le bastará para averiguarlos, poner a Lady Smallwood en jaque y darse el lujo de darle el lametón en la cara. Y es que Magnussen es tan miserable que no se conforma con extorsionar a la gente para que le pague, sino que disfruta humillándo a las personas desde el primer momento. Como era de esperar, Lady Smallwood, ante la posibilidad de que Magnussen difunda la turbia relación de su marido con una menor de edad no duda en acudir a quien mejor le pueda ayudar: Sherlock Holmes.
Pasan los créditos y entramos en otra de esas mini-adaptaciones de otros relatos tan habituales dentro de la serie. Esta vez se trata de 'El Hombre del Labio Retorcido'. Una vecina de Mary y Watson se encuentra totalmente destrozada porque su marido lleva semanas sin aparecer, al parecer encerrado en un edificio donde se reúnen montones de drogadictos para chutarse. Aunque Watson cree que ha venido porque desea la ayuda de Sherlock Holmes, la mujer dice no conocerlo, cosa que Mary no tarda en echarle en cara a Watson: "¿Ves? A veces pasa". Holmes también lleva bastante tiempo desaparecido, así que Watson, aparentemente de mala gana pero viendo la oportunidad de ser por una vez el héroe (Mary: "¿Qué pasa contigo?" // Watson: "No pasa nada conmigo. Imagina que he dicho eso sin gritar."), decide irse en solitario al edificio para sacar de allí al marido de la señora. Mary, en pleno embarazo, no duda en apuntarse también a la 'expedición' y el propio Watson no consigue detenerla. Una auténtica discusión "doméstica" de las que Doyle nos privó de conocer y con las que Moffat y Gatiss no dudan en recrearse.
Mary y Watson llegan al edificio, Watson se guarda una barra de hierro y se acerca sólo al edificio. Nada más cruzar la puerta se tiene que enfrentar con un completo "drogata" (aunque luego será algo más que eso) que le amenaza con una navaja. Watson se comporta de una manera tan valiente como temeraria, arrebatandole la navaja y neutralizándolo mediante un esguince provocado, dejándonos bien claro que no sólo tiene una gran preparación militar, sino que también sabe aplicar en ella sus conocimientos médicos. Watson consigue localizar al vecino y, para su sorpresa, junto a él se encuentra otro "drogata" bastante familiar: Sherlock Holmes.
John le revienta la "tapadera" a Sherlock, aunque lo cierto es que es él quien se presenta. Descubrimos que ha usado el seudónimo "Shezza" entre sus "amigos" yonquis. Ambos discuten para finalmente subirse al coche, no sin llevarse también al vecino y al tipo del esguince, que resulta ser un colega de Sherlock. Todos se van directo a Saint Bart's para chequear el estado de salud de Sherlock.
Si bien es cierto que en la primera temporada se intentó sustituir la adicción original de Sherlock a la cocaína por la adicción al tabaco (algo que, en mi opinión, no tendría sentido en estos días), aquí no se cortan un pelo mostrándonos a un Sherlock totalmente drogado. Pero, como en el relato original, no se trata tanto de una adicción involuntaria sino de la necesidad de Sherlock de poder pasar desapercibido en un auténtico "fumadero" con la intención de resolver un caso, precisamente el caso de Lady Smallwood contra Magnussen, como se nos explicará más adelante.
Y es justo cuando todos llegan a Saint Bart's cuando nos encontramos con uno de los mejores momentos de Molly, ese personaje completamente inventado que no estaba en los relatos originales, pero que a buen seguro que el propio Doyle no dudaría en incorporar si aún estuviese escribiendo. Un personaje comparable a casos como el de Chloe en Smallville o Harley Quinn en la serie animada de Batman: personajes tan buenos que, a pesar de ser creados para adaptaciones, acabaron integrándose en el canon. Molly no duda en darle una serie de bofetadas a Sherlock. Bofetadas muy fuertes pero precisamente por amor, casi maternal. Porque, mucho ojo, el propio Watson dice que tienen miedo de que haya caído en eso 'otra vez', dejando claro que hubo un Holmes adicto a algo más serio que el tabaco. ¿Un guiño al original o un guiño al Holmes de 'Elementary'? A pesar de la dureza de las bofetadas, Holmes demuestra que sigue en plenas capacidades funcionales, diciendole a Molly que siente que haya roto su compromiso pero se alegra de que no lleve puesto el anillo al abofetearlo. Y como la escena no era ya rica en sí, de repente el drogata del esguince se pone a hacer deducciones sobre Watson al más puro estilo de Sherlock y descubrimos que se trata de... ¡Wiggins!!! Ni más ni menos que el jefe de los irregulares de Baker Street. De momento anda solo, pero es de esperar que en la próxima temporada lo veamos con más compañeros, todos ellos al servicio de Sherlock por unas monedas, siendo sus ojos y sus oídos allí donde él no puede llegar. ¿Serán Anderson y compañía los otros irregulares?
Y de ahí a Baker Street. Mycroft se encuentra allí con Anderson y el resto del club de fans, que han estado incluso rebuscando en la basura en busca de restos de droga. Mycroft vuelve a hacer otra referencia a que no es la primera vez que Sherlock se hace adicto, y Sherlock le confiesa entonces que todo se debe a su investigación sobre Magnussen. Mycroft, al oír el nombre en presencia de Anderson y los demás, no duda en amenazarlos con usar a los servicios secretos para llenarles los ordenadores del peor material para meterlos en la cárcel si se les ocurre mencionar dicho nombre. Mycroft le exige a Sherlock que deje en paz a Magnussen, pues no es de su incumbencia, y le dice que si se mete con Magnussen, tendrá que ir contra él también. Sherlock no se amilana un pelo y le deja muy claro, forzándolo contra la pared, que no va a detenerse ante nada.
Y de sorpresa a sorpresa, del dormitorio de Sherlock sale Janine, la dama de honor de la boda de John y Mary. Y no solo sale, sino que se mete directamente al baño donde está Sherlock duchándose. En este momento, montones de espectadores tuitearon quejándose de que Sherlock no podía tener novia. Estaba claro que no habían leído mucho al Sherlock original porque, precisamente en el relato de 'Charles August Milverton', Sherlock establece una relación con una de las sirvientas de Milverton con el mismo objetivo que aquí: poder entrar al despacho de este. Watson, que conoce perfectamente la falta de interés sexual de Sherlock no puede comprender lo que está ocurriendo. No se trata de una relación de una noche, Sherlock se lo ha currado hasta tal punto que Janine ya llama 'Mike' a Mycroft y 'Sherl' a Sherlock. Watson discute con Sherlock sobre dicha relación y este le responde con una 'frase de libro' según Watson. Está claro que algo no cuadra. A continuación, tras un montón de achuchones y una invitación para quedar a cenar en plan parejas, Sherlock se dispone a contarle la verdad sobre Magnussen. Holmes le explica el poder tan grande que tiene, cómo es capaz de controlar los secretos de todo el mundo pero Watson... aún no ha asumido lo de la cena. Según Sherlock, debajo de su casa, Appledore, se encuentran los archivos donde Magnussen , dueño de buena parte de la prensa, recopila la información con la que puede destruir a casi cualquier persona del mundo.
Y hablando del rey de Roma, Magnussen se presenta en el despacho de Holmes rodeado de su séquito de guardaespaldas. Completamente chulesco y soberbio, le dice a Sherlock que considera el despacho de Sherlock como su propia oficina, ni siquiera responde a la pregunta de Sherlock de si lo reconoce como mediador en el caso de Lady Smallwood y, tras soltarle una parrafada sobre los británicos, acaba orinando dentro de la chimenea del despacho y dejandole el pañuelo con el que se ha lavado las manos en el suelo, dejando así bien claro que no hay más posibilidad de negociación que pasar por el aro. Atención en la escena a lo que Magnussen lee en sus particulares "gafas": el nombre de la señora Hudson es Martha Louise, su apellido de soltera es Sissons, es una alcohólica a medio reformar, tiene una deuda del 21% y fue una bailarina exótica; Watson tiene una deuda del 10%, sus preferencias pornográficas son normales, su estado marital no es de importancia y sus puntos de presión son su hermana Harry (alcohólica) y Mary; Sherlock también tiene unos gustos pornográficos normales, se desconoce si tiene deudas, y tiene una larga lista de puntos de presión (los perros de Baskerville, el opio, John Watson, Irene Adler, Mycroft y Barbarroja).
Como Sherlock se queda sin posibilidad de negociación, no le queda otro remedio que pasar a la acción: se dispone a entrar en la oficina de Magnussen para conseguir las cartas y documentos con los que extorsiona a Lady Smallwood y destruirlos. Acompañado de Watson, le explica el plan: utilizar una tarjeta de entrada corrupta para que los guardias no se echen sobre él, sino que enciendan la cámara desde arriba para comprobar que se trata de Magnussen. Obviamente, no se trata de Magnussen, pero el as guardado por Sherlock es que la secretaria de este resulta ser... ¡Janine!! Por cierto, todo el plan se habría ido al traste si Magnussen acude unos minutos antes a Baker Street. En cualquier caso, Sherlock no ha dejado nada al azar y, por muy profesional que esta sea, cuenta con que no va a poder resistirse a abrirle cuando le muestre por la cámara el anillo de compromiso que le ha preparado. Watson no puede comprender semejante plan maquiavélico implicando a la pobre Janine. Lo peor es que Sherlock tampoco ha calculado como lo resolverá ya que, según él, Watson entiende más de mujeres. Al llegar arriba, Janine se encuentra en un estado semi-inconsciente. Mientras Watson la examina, Sherlock avanza el despacho de Magnussen para descubrir que Lady Smallwood le está apuntando con una pistola. Hasta aquí todo el relato ha sido prácticamente idéntico, con las lógicas traslaciones y el añadido de 'El Labio Retorcido', al de Doyle. Y, de hecho, aquí es prácticamente donde termina el relato original. Pero he aquí que Moffat y Gatiss nos han preparado una vuelta de tuerca que no podíamos esperar: ¡quien sujeta el arma no es Smallwood sino Mary Morstan!!! ¡Y, además, dispara contra Sherlock!!!
A partir de aquí, el episodio es un auténtico carrusel, un carrusel que se desvía completamente de los carriles de Doyle, aunque volverá a ellos al final. Sherlock vive una especie de experiencia cercana a la muerte pero en la que no deja de situarse en su famoso 'palacio mental'. Y por allí empiezan a desfilar buena parte de los personajes de la serie: Molly abofeteándolo y explicándole qué hacer para sobrevivir; Mycroft y el joven Sherlock, Anderson, Barbarroja (que resulta ser su perro de la infancia, al que tuvieron que sacrificar, al estilo de Orson Welles y Rosebud) y hasta el mismísimo Moriarty. Sherlock se ve incluso muerto a sí mismo.
Watson descubre lo ocurrido. Aunque pregunta a Magnussen qué ha ocurrido, este prefiere ocultar la verdad. Al mismo tiempo, Sherlock sigue visualizándose en una celda de un manicomio enfrentado a Moriarty, que con una camisa de fuerza, se burla de él por aburrido y porque se está muriendo, animándole a dar el salto. Basta con que Moriarty le recuerde que Watson está en peligro para que Sherlock encuentre las fuerzas para recuperarse inmediatamente y hacer que su corazón vuelva a latir.
Mary acude corriendo al hospital donde se encuentra con John. Allí este, en broma, le recrimina que la primera palabra que Sherlock ha dicho al despertar ha sido 'Mary'. Mientras tanto, Magnussen baja a sus archivos a sacar todo lo relativo con Mary. Janine acude a ver a Sherlock. No parece estar muy triste, ya que ha estado sacando un monton de dinero gracias a contarle a la prensa los detalles de su relación con Sherlock. Aún así, siente que este le mintiera, porque podrían haber sido buenos amigos. A continuación, ayudado por la morfina, Sherlock vuelve a visualizarse con la "mentirosa" Mary en su palacio mental. Holmes escapa del hospital y queda en paradero desconocido. Tiene que encontrarse con Mary, y eso es lo que hace. Con la ayuda de Anderson y el club de fans, consigue dirigirla al punto de encuentro deseado. Mientras tanto, Watson se pregunta por qué Sherlock ha vuelto a poner su sillón en el sitio donde estaba (antes habíamos visto que lo había quitado para poder 'ver la cocina'). En Leinster Gardens, Wiggins le da un móvil a Mary en el que recibirá una llamada de Sherlock. El lugar elegido es una metáfora de la propia Mary: en Leinster Gardens se encuentra una fachada completamente falsa, pues no existe ningún edificio detrás, sino sólo las vías del metro. Ese es el punto elegido por Sherlock para encontrarse con ella. Una proyección de una foto de ella vestida de boda sobre la pared será la forma de recibirla.
Es al final de un pasillo donde, envuelto entre las sombras, se encuentra Sherlock. En ese momento Sherlock empieza a indicarle todo lo que sabe: la verdadera Mary Morstan lleva cinco años muerta enterrada en Chiswick, por eso no tiene amistades anteriores a esa fecha (como se pudo ver en el capitulo anterior), fue capaz de reconocer el código de saltos de Magnussen cuando metió a Watson en la hoguera, recordó el número de habitacion de Sholto perfectamente y, como demuestra en esa escena disparando a una moneda al aire, tiene una puntería extraordinaria. Para su sorpresa, Holmes está detrás de ella. Holmes deduce que siendo tan buena tiradora debío disparar deliberadamente para herirlo sin matarlo. Sherlock se ofrece a ayudarla y le dice que no entiende por qué no la ayudó. Ella le dice que porque Watson no podría asumir la verdad, que lo destruiría y lo perdería para siempre, y que no habría nada en este mundo que ella no haría para impedirlo. En ese momento, lo que parece un maniquí, resulta ser Watson, que lo ha presenciado todo.
Y ahora, al más puro estilo Tarantino, damos un salto en el tiempo (después volveremos a lo que ocurre inmediatamente después de esta escena) para ver cómo se prepara la cena de Navidad en la casa de los Holmes. Parece una escena absurda pero, en mi opinión, contiene casi todas las claves de lo que será la cuarta temporada. Allí están todos: Sherlock, Mycroft, sus padres, Mary, Watson y hasta Wiggins. Todos han sido convocados por la madre, excepto Wiggins, que está allí por ser protegido de Sherlock. Descubrimos por el periódico que Lord Smallwood se ha suicidado. Mycroft reconoce tener un portatil del que depende la seguridad del mundo al que su madre le ha colocado unas patatas encima. Atención a la señora Holmes diciendo que si alguna vez descubre quién ha disparado a su hijo no tendrá perdón, mientras va a ver a Mary y Sherlock comprueba en su reloj que quedan 7 minutos y 36 segundos para "algo". A continuación, otra perla, descubrimos que la señora Holmes (inciales M.L.) es una matemático estupenda que ha escrito un libro titulado 'Dinámica de la Combustión', mientras que su marido es un tipo normalito. En ese momento, a todo fan sherlockiano que se precie, se le enciende la bombilla, puesto que en el canon de Doyle existe otro personaje matemático que escribió un libro titulado 'Dinámica de los Asteroides': el mismísimo James Moriarty. ¿Qué es lo que quiere decir esto? ¿Es la madre de Sherlock una Moriarty? O, mejor dicho, ¿acaso son hermanos o hermanastros? Volveremos a esto después, conforme vayamos comentando más pistas sobre este dato. Pero lo cierto es que a esta escena no le sobra ni una frase ni un detalle, y no lo estamos comentando todo.
Volvemos atrás en el tiempo, al 221b. John, Sherlock y Mary tienen mucho de qué hablar para sorpresa de la señora Hudson. La discusión comienza con Watson preguntándose por qué toda la gente que le rodea es psicópata o asesina, a lo que Holmes le responde que no es cosa de los demás sino de él, que se siente atraído por el peligro y la gente que sigue ese código. Antes de que la cosa vaya a más, Holmes le dice a Watson que ahora ella es su cliente, y que deben de hacerlo a su estilo, que debe contarles su historia y ellos decidirán qué hacen. Y volvemos a la Navidad. Watson saca una memoria USB con las iniciales A.G.R.A. (como el famoso tesoro de 'El Signo de los Cuatro'). Son las verdaderas iniciales de Mary. El USB que Mary les entregó en el 221b. Mary le dijo que si la quería, no lo leyera delante de ella, porque no podría quererla después. Sherlock deduce que debe ser algún tipo de agente secreto, posiblemente de origen estadounidense y que huye tratando de ocultar un secreto que Magnussen conoce. En el comentario del episodio anterior dijimos que Mary bien podría ser una Vesper Lynd o una Tracy Draco, visto lo que le gusta 007 a los creadores de 'Sherlock'. Sin embargo, finalmente ha resultado ser más bien una Jason Bourne: agente secreto estadounidense, con un pasado oscuro del que pretende huir, con habilidades estupendas, etc... Y si todo esto es así, aquí va otra pista sobre el que creo que será el primer episodio de la cuarta temporada: una adaptación de 'El Valle del Terror'. No sólo por tener una historia detrás que sucede en Estados Unidos y que tiene que ver con organizaciones secretas, sino también por ser el único relato largo aún no adaptado y el otro gran relato donde aparece Moriarty. Pero eso es otra historia.
Mary también se había hecho amiga de Janine para poder entrar al edificio. Sherlock deduce que los sentimientos se apoderaron de Mary y fue incapaz de matarlo, así como tampoco pudo matar a Magnussen para no inculpar a Watson, que debía haber subido con Sherlock. Sherlock cae bajo los efectos de la morfina no sin antes insistirle a Watson en que confíe en Mary a pesar de todo. Volvemos a la Navidad, donde Watson decide quemar el USB no sin antes decirle a Mary: "Los problemas de tu pasado son tus problemas, los problemas de tu futuro son mis privilegios".
Mientras tanto, Sherlock y Mycroft charlan sobre Magnussen. Para Mycroft, es un mal necesario, que a veces utilizan. Sherlock está decidido a pararlo, como si de un dragón se tratara y él de un matadragones. Ojo otra vez a la madre dominante, que los pilla fumando como si fueran niños y ambos esconden rápidamente los cigarros. Mycroft le hace una proposición a Sherlock para una misión en el extranjero, sin duda alguna la misión cuyo relato da título al capítulo. Una misión del MI6 en Europa del Este que duraría unos seis meses. De repente descubrimos que el "algo" que Sherlock esperaba es que todos cayeran dormidos por efecto de algo en la bebida, excepto Watson, que debe acompañarle, y Wiggins que ha preparado la droga.
Sabemos entonces que Sherlock ha acordado con Magnussen entregarle a su hermano a cambio de que este le deje ver Appledore. Pero lo mejor de la escena es el momento en que Sherlock se pone las gafas de Magnussen para descubrir... que no hacen nada. Todo lo que hemos visto sobreimpresionado en los cristales eran pensamientos de Magnussen, no existía ningún dispositivo electrónico en ellas.
Sherlock coge el ordenador de Mycroft y se dirige con Watson a Appledore en un helicóptero que les estaba esperando. Allí son recibidos por Magnussen, que reconoce haber sido el autor del ataque a Watson aunque, según él, no pretendía matarlo y tenía a gente atenta para intervenir si era necesario. Allí conocemos la cadena de puntos de presión que ha llevado a Magnussen a apuntar a Mary. Realmente su objetivo es Mycroft, pero el punto de presión de este es Sherlock, el de Sherlock es Watson y el de Watson es Mary. Sherlock y Watson desean ver los sótanos donde Magnussen tiene la información de Mary. Para su sorpresa, no existe tal sitio. Todo está en la memoria, en el cerebro de Magnussen. Además, Magnussen no necesita poseer los documentos reales porque, en el fondo, con que teman con que los tiene, le basta para extorsionar. Todo ha sido una trampa. Magnussen ha dado aviso para que capturen a Sherlock y Watson intentando venderle secretos de estado. Magnussen humilla a Watson, dándole golpes con el dedo en la cara, sin que este pueda hacer nada más que aguantar. De repente, comienzan a aparecer helicópteros, con Mycroft en uno de ellos. Todo está perdido, pero entonces el relato vuelve al canon y, si bien no es Lady Smallwood quien dispara contra Milverton con el silencio cómplice de Holmes y Watson, esta vez será el propio Holmes el que disparé contra Magnussen con el silencio de otro Holmes (Mycroft) y, por supuesto, Watson. Un Holmes que, además, sabemos desde el primer episodio que hace trabajos para el MI6 y que, probablemente, tiene licencia para matar. Un Holmes 'sociópata altamente funcional' que acabará usando dicha posible licencia para acabar con la dictadura de extorsión de Magnussen. Y es que aquella imagen en la misma azotea de 'Skyfall' no se rodó por capricho.
Tras la muerte de Magnussen, vemos a Mycroft hablando con sus compañeros de los servicios secretos, que no saben muy bien qué hacer con Sherlock. Mycroft dice que podría llegar el momento en que necesitasen a un Sherlock Holmes, en un claro intento de defenderlo ante el homicidio cometido. Su compañero le reprocha el que pueda estar queriendo salvarlo por ser su hermano. Pero, aquí viene otra perla, Mycroft le recuerda que no tuvo ese sentimiento fraternal cuando pasó lo del 'otro'. Todo parece empezar a encajar, ¿no? Si realmente hay tres hermanos, de uno nunca nos han hablado y la madre de ambos es una Moriarty, todo encaja: Mycroft, Sherlock y Moriarty son hermanos o, al menos, hermanastros por parte de madre. Por otro lado, y quizá sería aventurar mucho, ¿no es curiosa la forma de vestir y comportarse de los padres de Holmes? Ella viste como Sherlock. Él viste como Watson. Ella es una genio de las matemáticas. Él es un tipo normal. ¿Podría ser Watson un hermanastro por parte del padre? No creo que llegue a tanto la cosa, pero yo ya empiezo a esperar cualquier cosa.
Holmes parte en esa misión, pero regreesa con el viento del este (se nota que no solo son fans del original sino también de las películas de Rathbone y Bruce, en concreto de 'Sherlock Holmes y la Voz del Terror'), pero ha de volver inmediatamente porque un extraño mensaje está en todas las teles: Moriarty, hablando a lo 'South Park', preguntando 'did you miss me?' (¿me echasteis de menos?).
Ahora viene la pregunta: ¿está Moriarty vivo? Yo no lo tengo nada claro. El mensaje que aparece en las televisiones, Picadilly, etc... muestra a Moriarty hablando al estilo de South Park, con dos imágenes distintas en las que a una se le ha movido la mandíbula. Eso se podría hacer fácilmente con una sóla foto de él. El problema es que, al final de los créditos, y no se si homenajeando a la película 'El Secreto de la Pirámide', aparecía Moriarty diciéndolo de verdad. Pero esos créditos se emitieron en la BBC en la primera emisión y parece que en otras cadenas no han aparecido. ¿Es esa aparición 'canónica' dentro de la serie? Podéis verla aquí, en el caso de que en vuestro canal no se emitiera esa versión.
En cualquier caso, creo que el mensaje podría tener una clara explicación en base a lo dicho antes. Como vmeos en la
foto, el rótulo que aparece sobre impreso es, símplemente, 'Miss Me?', abreviando el 'did you', cosa que se suele hacer bastante. Pero ahora, pensemos un poco como Sherlock. ¿Quien sería 'me' (mi) en ese mensaje? Moriarty. Por tanto, si lo sustituimos nos queda 'Miss Moriarty'. ¿Y quien es Moriarty sino ese/esa gran matemático escritor/a de un libro de dinámica de algo? ¿Es todo cosa de la madre de Sherlock, la madre de los tres hermanos? Sinceramente, creo que sí, creo que todo apunta por ahí, pero uno ya vio 'Perdidos' en su día y tiene muy claro que aquello era el purgatorio hasta que los fans se dieron cuenta y llenaron internet de mensajes diciéndolo, así que no tuvieron más remedio que recular y cambiarlo todo. Por tanto, no me extrañaría que aquí ocurriera algo así, aunque está claro que las pistas del libro y la frase de Mycroft son difíciles de ver de otro modo. A no ser que ahora vayan a sacar la teoría de Sherringford o algo así, que lo dudo mucho, no veo otra manera de explicar lo de Mycroft.
Por otro lado, Mary no ha muerto como muchos podíamos esperar. Pero aún quedan seis meses para que de a luz. No sería muy canónico ver a Watson poniendo pañales, así que es posible que pase algo con ella. Hemos visto la amenaza que cierne sobre ella por parte de la madre de Holmes, aunque en ese momento no supiera que se la estaba echando a ella.
En cualquier caso, tras dos capítulos de un tono más humorístico que de costumbre, no se puede negar que, al final, la serie ha vuelto a sus raíces por todo lo alto, superándose a sí misma, en el que probablemente haya sido uno de los mejores capítulos de la serie, si no el mejor. Ahora nos tocará esperar probablemente otros dos años, aunque parece ser que podríamos tener suerte y tener un capítulo suelto por Navidad. Ojalá sea así. Mientras tanto, a la pregunta de Moriarty habrá que responder que sí, que lo echaremos de menos a él... y a todos los demás.
Holmes: "Va a soplar viento del este, Watson"
Watson: "No, no lo creo. Será otro día caliente"
Holmes: "Mi querido Watson, estamos a punto de que cambie una era, y soplará viento del este, no hay duda: un viento que nunca sopló antes en Inglaterra. Sera frío y duro, Watson. Muchos nos habremos ido antes de que empiece. Pero es el viento de Dios, no lo olvide. Y una tierra más verde, más fértil y mejor brillará al Sol cuando pase la tormenta"
Extraído de 'His Last Vow' de Conan Doyle