lunes, 16 de enero de 2017

Repaso a 'El Problema Final' [con spoilers]

Cuando nos enteramos de que el último episodio de la cuarta temporada de 'Sherlock' se iba a llamar 'El problema final' no entendíamos bien cómo se le daba a un episodio el título de un relato original de Doyle que ya había sido adaptado al final de la segunda temporada bajo el título de 'La caída de Reichenbach'. Una vez vista la temporada completa, creo que empezamos a entender el verdadero significado del uso de este título. Desde el punto de vista puramente argumental, está claro que el problema final al que Sherlock y Watson debían enfrentarse era precisamente el de lidiar con Eurus, la hermana secreta de los Holmes, como última batalla en la guerra iniciada con Moriarty y que, realmente, no era sino una guerra contra la propia Eurus, pues ahora hemos descubierto que Moriarty no era sino una pieza más del juego. Pero, realmente, yo creo que detrás del título hay mucho más, pero dejaremos esa parte para el final del artículo. Antes, analizaremos un poco algunos de los momentos más interesantes del episodio, un episodio muy bien realizado, trepidante y muy por encima de la media de cualquier película o producto televisivo, pero también con algunas sombras que iremos comentando.

Un agujero tan grande como la credibilidad de saltar desde un segundo piso y salir indemne

Sin duda alguna, este capítulo, más que de los relatos de Sherlock Holmes de Doyle, bebe de muchos thrillers y películas de terror de nuestra época. Está claro que Eurus es una especie de Hannibal Lecter, pero aún mucho peor, y hay  un momento en que incluso se habla de "El Silencio de los Corderos". Pero también hay muchos momentos que recuerdan a otras películas como la saga de "Saw", "Cube" o muchísimas otras. La propia escena inicial, con Mycroft asustado por los que luego resultan ser Sherlock y John, parece sacada de cualquier película de terror contemporánea. Pero no termina aquí la cosa. En su día, al Sherlock Holmes de Guy Ritchie se le acusó de haber convertido a Sherlock Holmes en un James Bond victoriano; pero no el James Bond de las novelas de Ian Fleming que, en cierto modo, es heredero del Sherlock Holmes de Doyle; sino en el James Bond más exagerado del cine con las escenas de acción menos creíbles. En las últimas semanas estábamos volviendo a leer muchas quejas de que en 'Sherlock' también estaba pasando lo mismo. Quizá no con ese Bond exagerado de 'Muere otro día', pero sí con el más creíble de 'Casino Royale' o con el personaje de Jason Bourne. Pues bien, el capítulo, después de los créditos, nos lleva a uno de esos momentos. Gracias al susto, Mycroft ha reconocido la existencia de Eurus como hermana secreta. Sabemos también que Eurus disparó un calmante a Watson, no una bala mortal. Los tres están en Baker Street y, entonces, aparece ese dron con una granada especial que se activa con el más mínimo movimiento. Sí, es verdad, la reacción de los tres es la más acertada pero, ¿de verdad quieren hacernos creer que dos personas adultas pueden saltar por las ventanas de un segundo piso sin que eso tenga consecuencias? Que sí, que salvo muy mala suerte, no es una caída mortal, pero de ahí a que no tengan que pasarse siquiera unas semanas o meses, como mínimo, escayolados u hospitalizados... En fin, licencias cinematográficas de las que esta serie ha ido abusando cada vez más y que son responsables de que una buena parte de los fans del Sherlock Holmes original se hayan rasgado las vestiduras. Como cuando vimos a Sherlock y John completamente borrachos investigando un caso en la segunda temporada, o muchas más. Sherlock parodiándose a sí mismo, convirtiéndose en víctima al ser sus últimas aventuras poco más que fan-fictions, eso sí, de mucha calidad. Eso sí que es un problema.

Sherrinford=If más moderno

Y el juego sigue, y descubrimos que Sherrinford no es el hermano secreto de Sherlock Holmes, sino el lugar donde se esconde a la hermana secreta, Eurus. Una especie de Castillo de If, como en "El Conde de Montecristo", pero que ni siquiera aparece en los mapas (aunque realmente está rodado en Tenby, en Gales). Un lugar donde Eurus, con sus poderes hipnóticos tan fuera de serie que habría que ir al mundo de los superhéroes para encontrar algo parecido (como el Kilgrave de Jessica Jones), se ha adueñado de toda la instalación sin que nadie se haya percatado. Ella sale y entra cuando quiere, y tiene mentalmente controlados a todos los vigilantes de la isla. Y entonces descubrimos que, por motivos difíciles de comprender, Mycroft le ofreció a Moriarty como regalo de cumpleaños a Eurus, provocando con dicha estupidez el comienzo de todos los problemas. Cinco minutos de conversación no registrada entre ambos que provocó todos los problemas que vendrían después. Mycroft, el que  se supone que era el más listo de los dos hermanos, realizando un acto tan ilógico. ¿Me lo puede explicar alguien? Eso sí, la música de Queen queda genial.

Moriarty vs Eurus
A partir de ahí, atrapados en la trampa de Eurus, el capítulo se convierte en un thriller con tintes de terror muy efectivo. Eurus va poniendo a prueba a los personajes, obligándoles incluso a matarse entre ellos, haciéndoles pagar las consecuencias de no hacerlo. Y, poco a poco, Sherlock va recordando a su hermana, a lo ocurrido con Barbarroja (al fin nos enteramos de lo que era) y van saliendo sus traumas de la infancia. Y es que Eurus, mucho más inteligente incluso que sus dos hermanos, pero carente totalmente de empatía, asesinó al mejor amigo de Sherlock, un tal Víctor Trevor, que jugaba con Sherlock a ser 'Barbarroja'. Y Sherlock, como ocurre en muchos traumas infantiles, borró completamente de la memoria a su hermana y sustituyó el recuerdo de su amigo por el de un perro. Mientras, Mycroft, decidió encerrar a su hermana donde no pudiera escapar jamás y, además, le contó a sus padres que esta había muerto.

Eurus también es una virtuosa del violín
Uno de los momentos más tristes es precisamente cuando Eurus le exige a Holmes que sea como ella, que muestre una total falta de afecto por un ser tan querido para él como Molly, so pena de reventar su casa con ella dentro. Una Molly que no entiende bien lo que está pasando, pero a la que se le saltan las lágrimas al confesar su amor y al escuchar a Sherlock confesando lo mismo. Está claro que todos los personajes lo han pasado mal en esta temporada, pero creo que Molly es el único que siempre ha aparecido con la cara triste. Al menos los otros han podido desahogarse, y han tenido momentos de alivio y felicidad. Molly, sin embargo, ha tenido que cargar con lo de los demás y con lo suyo. En el primer capítulo la vimos muy triste cuidando del bebé y diciéndole a Sherlock lo que John le había dicho. En el segundo, la vimos triste y enfadada al ver el supuesto estado de salud de Sherlock. En este tercero, la hemos visto llorar al confesar su secreto y escuchar a Sherlock. Toda una ruleta emocional, como la temporada en sí, para la pobre Molly.

Pobre Molly
De ahí saltamos a Musgrave (sí, donde el 'Ritual de los Musgrave', otro caso de Doyle que se ve que no pretenden adaptar), que resulta ser una casa en el campo al estilo, otra vez, de la de James Bond en 'Skyfall'. Una casa familiar donde la familia Holmes pasaba sus veranos, y donde los tres hermanos hacían de las suyas. Allí Sherlock se enfrenta de verdad a su problema final, que no es precisamente el de un avión que vaya a estrellarse por culpa de Moriarty (muy buena la referencia canónica a su hermano, el 'jefe de estación'), sino el de su propia hermana. Con un Watson en el fondo de un pozo y con Mycroft fuera de juego, sólo Sherlock puede solucionar el problema final. Para ello tendrá que llegar a lo más profundo de su mente y destapar todos sus recuerdos tan escondidos. Y por supuesto que lo hace, porque Sherlock Holmes puede que no sea tan inteligente como su hermano Mycroft, y mucho menos su hermana Eurus, pero sí que es el más 'humano' de los tres. Sherlock Holmes no es el monstruo sociopático que a veces nos han hecho creer. Cualquiera que haya leído los libros lo sabe. Y precisamente es esa parte humana la que le va a hacer encontrar a su hermana y, con ello, rescatar otra vez a John. Porque él no es ese ser frío que es su  hermano, capaz de ocultar durante años el destino de su hermana incluso a sus propios padres. Porque él es Sherlock Holmes, el mejor detective del mundo, y también una persona con sentimientos.

Otra vez salvando a John
Como comentaba al principio, si bien el "problema final" bien parece ser el que Sherlock acaba de resolver al descubrir la existencia de su hermana, su conexión con Moriarty y lograr ponerla a buen recaudo, yo creo que el "problema", a otro nivel, era otro bien distinto. El problema que la serie arrastraba desde la tercera temporada era precisamente que la serie se había convertido en esclava de sí misma. Si nos damos cuenta, de los 13 episodios actuales, hay 6 donde Mary, un personaje que casi no sale en los libros, es muy protagonista. Si nos damos cuenta, fue justo tras el 'salto' en el hospital de Saint Barts donde la serie dejó de dar prioridad a los típicos "casos criminales" de los relatos de Doyle y empezó a girar sobre la mitología de los personajes, pero no sobre la mitología de los libros, sino sobre la creada para la propia serie. Esto llegó a su peor exponente con escenas como la de la borrachera, con resoluciones absurdas como que alguien se pueda provocar una herida mortal con un cinturón y no se dé cuenta (donde se demostró que a los guionistas les importaba un rábano elaborar una resolución detectivesca) o con un episodio especial supuestamente "victoriano" completamente desaprovechado para volver a darle vueltas a la propia mitología de la serie. Pero esta temporada, con su tono oscuro, había vuelto para cambiar las cosas. Y así ha sido. O así va a ser a partir de ahora. Porque ese mensaje final de Mary para John, esa voz en off, nos deja bien claro que el objetivo final, el problema final, era precisamente deshacer toda esta compleja madeja para devolvernos al verdadero Sherlock Holmes y al verdadero John Watson. Y, para dejarlo claro, esa referencia al Holmes de Basil Rathbone y Nigel Bruce, con los personajes corriendo por Rathbone Place.

Homenajeando a Basil Rathbone

Y es que, ni siquiera Gatiss y Moffat lo niegan, ni Jeremy Brett ni Peter Cushing ni ningún otro: la principal referencia para ellos siempre ha sido la saga de Basil Rathbone y Nigel Bruce. Una saga donde Holmes y Watson aparecían en la época contemporánea (como ocurre ahora con 'Sherlock'), donde se resolvía un caso (más o menos inspirado en los relatos de Doyle) y donde la continuidad no tenía mucha importancia. Y cuando decimos que no tenía importancia es que no la tenía, pues a Moriarty lo llegan a matar hasta tres veces y cuando vuelve a aparecer nadie explica nada de por qué ha vuelto. Simplemente, es una nueva historia y no importa mucho.

Moriarty (George Zucco) y Sherlock (Basil Rathbone)
Esos nuevos Holmes y Watson de la quinta temporada correrían nuevas aventuras, mucho más inspiradas en los personajes de los libros. Y como muestra bien clara, ese momento en que los vemos con los famosos "muñecos bailarines". Por cierto, ¿qué pondrá? Los muñecos no parecen corresponderse con el cifrado del relato.

Los muñecos bailarines
Con este final, que parece un nuevo principio (de hecho, estuvieron a punto de poner unos títulos finales que dijeran 'al principio' en la escena final), se resuelve finalmente el problema: los que han disfrutado con esta "mitología" seguirán disfrutando con las nuevas aventuras de los personajes y los que estaban frustrados al no reconocer a su Sherlock Holmes y a su John Watson de toda la vida pueden estar tranquilos de que los van a tener... ¿O no? Porque, eso sí, para ello tendría que haber quinta temporada, y este final, sin hilos abiertos, bien podría ser también un final definitivo. Esperemos que no. Que una serie, después de cuatro temporadas y un especial, después de seis años y medio, acabe de llegar a su 'inicio' no deja de ser tan extraño como original... Por favor, Gatiss, Moffat, Cumberbatch y Freeman, coordinad vuestras agendas de vez en cuando y devolvednos a estos personajes sin necesidad de obligaros con fechas estrictas ni temporadas. Ahora que habéis deshecho la madeja no hace falta que sean temporadas de tres episodios. Y, ¿por qué no? Quizá sea el momento de probar en el cine..,






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